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Génesis 1

I.— ORIGEN DEL MUNDO Y DE LOS SERES HUMANOS (1—11)

Primer relato de la creación (1,1—2,4a)

1 Cuando Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra,

2 la tierra era una masa caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras un viento impetuoso sacudía la superficie de las aguas.

3 Entonces dijo Dios: — ¡Que exista la luz! Y la luz existió.

4 Al ver Dios que la luz era buena, la separó de las tinieblas,

5 llamando a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el primer día.

6 Y dijo Dios: — ¡Que exista el firmamento y separe unas aguas de otras!

7 Y así sucedió. Hizo Dios el firmamento y separó las aguas que están abajo, de las aguas que están arriba.

8 Y Dios llamó “cielo” al firmamento. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el segundo día.

9 Y dijo Dios: — ¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, para que aparezca lo seco! Y así sucedió.

10 Dios llamó “tierra” a lo seco y al conjunto de aguas lo llamó “mar”. Y vio Dios que esto era bueno.

11 Y dijo Dios: — ¡Que la tierra se cubra de vegetación; que esta produzca plantas con semilla, y árboles que den fruto con semilla, cada uno según su especie! Y así sucedió.

12 Brotó de la tierra vegetación: plantas con semilla y árboles con su fruto y su semilla, todos según su especie. Y vio Dios que esto era bueno.

13 Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el tercer día.

14 Y dijo Dios: — ¡Que haya lumbreras en el firmamento para separar el día de la noche, para distinguir las estaciones, y señalar los días y los años;

15 para que luzcan en el firmamento y así alumbrar la tierra! Y sucedió así.

16 Hizo Dios los dos grandes astros: el astro mayor para regir el día, y el menor para regir la noche. También hizo las estrellas.

17 Dios puso en el firmamento astros que alumbraran la tierra:

18 los hizo para regir el día y la noche, para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno.

19 Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el cuarto día.

20 Y dijo Dios: — ¡Rebosen las aguas de seres vivos, y que las aves vuelen sobre la tierra a lo ancho de todo el firmamento!

21 Y creó Dios los grandes animales marinos, y todos los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas; y creó también todas las aves, todas según su especie. Vio Dios que esto era bueno,

22 y los bendijo con estas palabras: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares y que igualmente las aves se multipliquen sobre la tierra”.

23 Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el quinto día.

24 Y dijo Dios: — Que produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, reptiles y animales salvajes, todos por especies. Y sucedió así.

25 Dios hizo los animales salvajes, los animales domésticos y todos los reptiles del campo, cada uno según su especie. Vio Dios que esto era bueno.

26 Dijo entonces Dios: — Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza para que domine sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.

27 Y creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujerlos creó.

28 Y los bendijo Dios diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo”.

29 Les dijo también: “Les confío todas las plantas que en la tierra engendran semilla, y todos los árboles con su fruto y su semilla; ellos les servirán de alimento”.

30 A todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todos los seres vivientes que se arrastran por la tierra, la hierba verde les servirá de alimento. Y así sucedió.

31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el sexto día.